
“Jesse se escapó de Cuba mediante un subterfugio que fue su refugio: regresó a Nueva York casi de incógnito. No nos volvimos a ver hasta el viaje que hice de Londres a Hollywood en 1970. A mi regreso me detuve en Nueva York para encontrarme un
Jesse dejado de la mano de la suerte: sin dientes, viviendo en un cuarto lleno de gatos y fotos viejas cubriendo las pobres paredes. Lo había perdido todo menos su ojo y su Leica. Con ella me hizo un retrato como si estuviér
amos en 1957: un memorable retrato neoyorkino en que yo aparecía petulante y confiado. En el triunfo o en la derrota Jesse era un retrat
ista consumado no un artista consumido. No hay más que ver ahora sus obras maestras en las paredes.” Guillermo Cabrera Infante.
http://micasaesmimundo.blogspot.com/2010/08/jesse-fernandez-el-ojo-que-no-ceja.html
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